miércoles, 22 de julio de 2009

Basajaun y la pequeña Cigüeña

Como todas las mañanas Basajaun (1) se ha levantado temprano y va a despertar a los animales. Es hora de levantarse porque tienen que empezar a hacer las tareas diarias: recoger leña, limpiar el bosque, ir a por agua al río... cada uno tiene un trabajo. El cuidador del bosque va de casa en casa, llamando a todos.

Entre los animales del bosque hay algunos que son dormilones, otros son perezosos y también los hay con un sueño muy profundo. A todos estos no basta con llamarles a la puerta para que se despierten y hay que recurrir a otros métodos. ¡La txalaparta no falla nunca! (2)

Basajaun deja de hacer ruido con los palos de repente porque ha escuchado algo. Es como un quejido, ¿quién será? Se acerca sigilosamente a unos matorrales y descubre a una pequeña cigüeña que le mira con cara de miedo. Pero Basajaun le tranquiliza y le ayuda a salir de allí. La cigüeña entonces intenta echar a volar, pero no puede, le duele mucho un ala.

Basajaun lleva a la cigüeña a la enfermería del bosque. Allí les atiende un pájaro doctor que le dice que su ala está rota. Así que se la venda y le explica que no podrá volar hasta dentro de unos meses. Al escuchar eso, la cigüeña empieza a hacer pucheros. Basajaun le comenta que tendrá que pasar todo el invierno en el bosque. Entonces ya la pequeña cigüeña se pone a llorar desconsoladamente.

La cigüeña lleva varios días sin parar de llorar. Sólo deja de sollozar para tomar aire, luego continúa llorando. Todos intentan hacerle reír, pero no lo consiguen, nada le hace gracia. El pobre Basajaun prueba con todo: hace el pino, pone caras divertidas, hace malabarismos e incluso se disfraza de payaso. Pero no sirve de nada, la cigüeña sigue triste.

Un día a Basajaun se le ocurre una idea y va a casa de los Mirlo. Allí se encuentra como siempre a mamá Mirlo haciendo punto. Le encanta hacer bufandas, jerséis, manoplas, calcetines... todo lo que se pueda hacer con lana, ya lo ha hecho mamá Mirlo. El cuidador del bosque ve pocas veces a papá Mirlo porque siempre está fuera en busca de comida. Al pequeño mirlo tampoco lo ha visto hoy. “Seguro que está liando alguna”, piensa. Y es que es muy travieso, pero Basajaun le quiere mucho.

Basajaun le da un regalo a la cigüeña. Es un jersey de lana rosa. La pequeña ave se lo pone rápidamente y deja de llorar. ¡Le ha encantado el jersey de mamá Mirlo! Después de una semana llorando sin parar un simple jersey la ha hecho feliz. Si lo llegan a saber antes… ¿a ver si es que la pobre tenía frío? Cómo no habla… Pero de repente, la cigüeña dice algo: “Muchas gracias”.

La cigüeña que se llama Nidia, lleva varias semanas en la enfermería del bosque. Ya no ha vuelto a llorar y además ahora se lo pasa muy bien con sus nuevos amigos el mirlo Bazil y el lirón Aldo. El pequeño lirón tiene un problemilla: cada cinco minutos se queda dormido. Así que cuando juegan al dominó tienen que esperar a que se despierte para continuar la partida. Luego, siempre gana él.

Cuando anochece llega su amigo nocturno. Nidia espera siempre impaciente al búho Axel para ver qué historia le contará esa noche. El búho se sabe muchos cuentos. Algunos son viejas leyendas, otros en cambio, son nuevos como el de un ogro verde amigo de un burro. Pero el que más le gusta a la cigüeña es el del patito feo. A Nidia le da tanta pena el patito...
Una mañana, el pájaro doctor le quita las vendas del ala y le dice que ya puede irse. La pequeña cigüeña se va a vivir con Basajaun. El cuidador del bosque tiene una cueva llena de cosas raras traídas de lejanas tierras. Hay figuras de barro, de cerámica y también extraños objetos que son instrumentos musicales. Nidia quiere aprender a tocar uno que es como un tronco pero le resulta un poco complicado...

La cigüeña, el mirlo y el lirón pasan mucho tiempo en el bosque jugando. Basajaun les ha enseñado un juego que consiste en meter una pelota en el agujero de un árbol. La cigüeña Nidia es muy buena porque como el agujero está alto, ella llega fácilmente con sus largas patas. Pero en cambio, hay otro juego en el que siempre pierde. Es al escondite. Bazil y Aldo se lo pasan genial con ella porque ¡es tan sencillo encontrarla! Su pico la delata.

La cigüeña Nidia ayuda a Basajaun en las tareas del bosque. Por las mañanas le acompaña a despertar a los animales. Ella va con su "flauta" ¡y cómo desafina! Basajaun está encantado porque los animales ahora se levantan antes con este “ruido”. El lirón Aldo también se pone a tocar la txalaparta con Basajaun. ¡A ver quién se queda en la cama con semejante jaleo!

Poco a poco van pasando los meses en el bosque. La cigüeña se lleva muy bien con todos los habitantes del bosque. ¡Son tan simpáticos! Algunos hablan más, otros menos, y los hay que no callan ni debajo del agua, como la ranita. La cigüeña llegó en otoño y ya es primavera. Por eso, todas las especies de pájaros no paran de cantar en todo el día.

Por las tardes, el mirlo Bazil enseña a cantar a la cigüeña y al lirón. La verdad es que el mirlo tiene muy buena voz. En cambio, Nidia y Aldo... ¡Cómo desafinan! Un día, en medio de estas clases musicales, comienzan a pasar bandadas y bandadas de cigüeñas. La pequeña no se da cuenta. Basajaun le avisa. La cigüeña se pone muy contenta y comienza a buscar a su familia. Pero... ¡son tan parecidas todas las cigüeñas!

De repente, aparecen caminando entre los árboles papá Cigüeña, mamá Cigüeña y dos hermanas Cigüeña. La pequeña Nidia está sorprendida: ¿cómo la han encontrado? Y papá Cigüeña se lo explica: “Nos llamó la atención algo rosa en el bosque, miramos bien y eras tú”. Y la cigüeña Nidia le responde: “¿A qué es bonito mi jersey papá?”. El padre le dice que si y que tiene que dar mucho calor en invierno. ¡Ay papá Cigüeña, no sabes lo que te espera porque mamá Mirlo te ha oído!

Mamá Mirlo le ha regalado a papá Cigüeña un jersey rosa. ¡Qué atenta es! Nidia mientras, explica a sus hermanas que se cayó al bosque tras asustarse con un fuerte ruido. "Era yo con la txalaparta", dice Basajaun sonriendo. Llega la hora de las despedidas. La pequeña cigüeña les promete que vendrá a hacerles una visita. La familia al completo otra vez echa a volar y Basajaun mira al pequeño mirlo. "¡Qué tranquilo está, parece que ha dejado atrás sus travesuras!", piensa.

(1) Basajaun es el señor del bosque, un personaje de la mitología vasca de prodigiosa talla y fuerza. Habita en los bosques y cavernas. Posee forma humana, con el cuerpo cubierto de pelo y una melena muy larga. Lejos de ser agresivo, es el genio protector del bosque y de los rebaños de ovejas. Estas indican su presencia con una unánime sacudida de cencerros. Cuando se acerca una tempestad o los lobos, da gritos y silbidos en la montaña para prevenir a los pastores.

(2) La Txalaparta es un instrumento de percusión tradicional vasco. Es posible que la txalaparta constituya el único vestigio entre la cristiandad occidental de un ritual de llamada a la liturgia anterior al Cisma de Oriente.
La Txalaparta clásica se compone generalmente de dos soportes (cestos, sillas, banquetas, etc.), sobre estos algún material aislante (hoja de maíz, sacos viejos enrollados, hierba seca, etc.) y sobre esto un tablón que es golpeado con cuatro palos (dos cada Txalapartari). Las maderas más utilizadas para el tablón han sido el aliso, fresno, castaño u otras del país.
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